Se acabó una de las etapas más brillantes del baloncesto español. La Federación Española de Baloncesto (FEB) rindió homenaje a Sergio Scariolo, que deja el banquillo de la selección masculina tras 15 años marcados por títulos, medallas y momentos inolvidables.
El balance habla por sí solo: seis oros, entre ellos el Mundial de 2019 en China y cuatro Eurobasket (2009, 2011, 2015 y 2022). A ello hay que sumar dos medallas olímpicas, la plata en Londres 2012 y el bronce en Río 2016. En total, ocho preseas que sitúan al técnico italiano en lo más alto de la historia de La Roja del basket.
En el acto de reconocimiento, la presidenta de la FEB, Elisa Aguilar, habló de “quince años maravillosos en los que hemos tocado el cielo juntos”. Y la ministra de Deportes, Pilar Alegría, se unió a los aplausos: “Los agradecimientos se quedan cortos para alguien que ha dado tanto al baloncesto español”.

El adiós llega en un momento delicado. España viene de una eliminación prematura en el último Eurobasket, uno de los peores resultados recientes, y la transición generacional es inminente. El próximo seleccionador tendrá la misión de reconstruir el proyecto mirando ya al Mundial de 2027, a los Juegos Olímpicos de 2028 y al Eurobasket de 2029.
Sobre la mesa aparecen varios nombres: Pablo Laso y Chus Mateo parten con ventaja, libres de compromisos y con experiencia en gestionar vestuarios de primer nivel. Xavi Pascual también figura en las quinielas, aunque sin confirmaciones.
Lo que nadie discute es que el listón queda altísimo. Scariolo no solo deja medallas; deja una identidad, un estilo y una huella imborrable en el baloncesto español. El reto ahora es escribir el siguiente capítulo, pero la historia que comenzó en 2009 ya tiene reservado un lugar en el recuerdo de varias generaciones de aficionados.