Crónica completa, desde los orígenes hasta el estado actual
Los incendios de este verano comenzaron a principios de julio en distintos focos del país. El incendio de Torrefeta i Florejacs (Lérida) fue uno de los primeros grandes, desatado durante la recolección de cereales el 1 de julio. Vientos huracanados de 125 km/h y temperaturas extremas provocaron un “fuego de sexta generación” que arrasó 5 577 hectáreas y acabó con la vida de dos personas atrapadas en su coche.
En Galicia, el incendio de Chandreja de Queija (Orense), iniciado el 11 de agosto, quemó unas 3 000 hectáreas y obligó a evacuar núcleos poblacionales y un campamento de montaña.
El fuego se extendió por zonas históricas como Las Médulas (León), Patrimonio de la Humanidad, impactando el paisaje y el patrimonio natural.
La emergencia crece y el país arde
Durante agosto, se sucedieron múltiples focos activos. El balance fue escalofriante: más de 343 000 hectáreas arrasadas, con puntos críticos en Castilla y León, Galicia y Extremadura.
La culminación fue un periodo de 20 días ininterrumpidos de incendios simultáneos en distintas regiones. Se contabilizaron al menos 93 incendios, provocando devastación sobre unas 400 000 hectáreas, ocho víctimas mortales y daños económicos que superan los 600 millones de euros.
Europa entera vivió un verano negro: más de un millón de hectáreas calcinadas en la Unión Europea, de las cuales España fue la principal víctima.
Causas, responsabilidades e investigaciones
Se calcula que el 80 % de los incendios fueron causados por actividad humana, aunque aún se investiga si fueron accidentales o intencionados. La Fiscalía de Medio Ambiente también ha abierto pesquisas sobre la insuficiente prevención en territorios afectados.
Además, se produjeron detenciones. En Madrid, la Guardia Civil arrestó a siete personas e investigó a otra por su posible relación con incendios forestales. También se logró desalojar a más de cien personas en localidades cercanas a los focos.
Respuesta institucional
El Gobierno declaró zonas gravemente afectadas por emergencia de protección civil y activó ayudas, tras registrarse 121 emergencias desde junio, de las cuales 114 fueron incendios.
Se desplegaron medios sin precedentes. La vicepresidenta Sara Aagesen anunció un incremento del presupuesto para extinción (de 107 a 134 millones de euros entre 2024 y 2025) y prometió investigar la concentración de recursos en ciertas comunidades, como Castilla y León.
Estrategias de prevención y gestión del territorio
Expertos critican la reacción política basada en acusaciones partidistas, y abogan por una estrategia basada en ciencia y cooperación, y no en ideologías.
WWF lanzó la campaña “Stop Incendios”, exigiendo una estrategia estatal de gestión integral de incendios, basada en prevención, gestión forestal y desarrollo rural.
También se promueve el modelo de “paisaje mosaico”, que combina vegetación diversa, pastoreo tradicional y manejo del sotobosque para generar territorios más resistentes al fuego.
La comunidad científica coincide en que el cambio climático ha exacerbado la situación: veranos más cálidos, prolongados y secos favorecen incendios más intensos, frecuentes y difíciles de controlar.
El 31 de agosto, la directora de Protección Civil, Virginia Barcones, declaró oficialmente el fin del “episodio trágico”. España pasa ahora a una fase de alerta y seguimiento permanente, con todos los medios estatales aún disponibles.